Corregir a los hijos: ingrato pero necesario


Los niños son realmente seres muy especiales. No solo porque sean nuestros hijos, sino porque su mundo es especial. La forma en que ven las cosas, su franqueza, la naturalidad con que a veces nos confrontan con preguntas de difícil respuesta...todo ello hace del mundo de los niños algo especial.

Y si el mundo de los niños se caracteriza por ser especial, el de los padres se caracteriza por ser un mundo de responsabilidad. Somos responsables de proteger, alimentar, vestir, educar, amar, y también de corregir.

¡¡Con qué frecuencia me encuentro con padres que encubren las cosas que hacen sus hijos!! Otros, simplemente le bajan el perfil o justifican las malas actitudes. ¡Error!

Los padres somos responsables de los actos de nuestros hijos, especialmente cuando estos son pequeños.

La responsabildad por el cuidado y supervisión es de los padres. No es justo que nos sintamos cómodos a costa de incomodar a otros, en eso no hay nada de amor y la Biblia enseña que debemos amar al prójimo.

No es correcto dejar a nuestros hijos hacer lo que deseen. Debemos corregirles especialmente cuando estamos al tanto de sus conductas inapropiadas.

No reparar en sus malas conductas es contribuir a la formación de futuros niños problema para la sociedad y nuestras propias familias.

Nadie quiere hacer el trabajo difícil. Después de una rica cena nadie quiere lavar los platos sucios, después de una abundante pesca nadie quiere limpiar las redes, pero hay cosas que se deben hacer más allá de si nos gustan o no.

Queridos Padres, no maldigan a sus hijos haciendo vista gorda de sus conductas inapropiadas. Reprender a los hijos no es grato, pero es necesario. Es además una responsabilidad que Dios nos ha encmendado.

Seguramente nos evitaremos malos ratos hoy si dejamos que nuestros hijos hagan lo que quieran, pero sufriremos mañana por no haber puesto los límites cuando aun era tiempo de hacerlo.

Te invito a evaluar tu rol como disciplinador de tus hijos,

No sólo debemos comprarles cosas o arroparles, somos especialmente llamados a "criarlos en disciplina y amonestación del Señor" y esto no es tarea fácil, pero si seguimos el mandato biblico, con toda seguridad libraremos a futuro las preciosas almas de nuestros amados hijos.

¿Quién como el papá?



Todo el mundo habla de la importanbcia de la madre. Se comenta "padres pueden haber muchos, pero madre hay una sola" y la intención de este artículo no es discutir ese tema (que por cierto es interesante), pero si recordarnos que el rol del padre es irreemplazable.

La figura del papá tiene un impacto tremendo en la esposa y los hijos. El efecto que el rol del papá como lider y ejemplo tiene sobre los hijos ¿quien puede discutirlo? Especialmente en los años de la infancia, que es cuando las relaciones son establecidas, las figuras de autoridad, el desarrollo de la confianza en los hijos y tantos otros temas. El padre es figura central en la familia y crianza de los hijos.

Dios no sólo es Dios, es Padre también y podemos ver en Él, en su forma de actuar, principios que orientarán exitosamente nuestro rol.

Dios nos ama, cuida, provee, enseña, corrige, anima, abraza, entiende, escucha, disciplina, recompensa, castiga (¿quien dijo que no lo hace?)y al hacerlo así nos está enseñando la manera correcta de actuar con nuestros hijos. A ellos no solamente les hace bien que seamos correctos con ellos, sino que lo necesitan. Somos su más potente ejemplo para lo bueno y lo malo.

El papá tiene el poder de levantar e inspirar. No hay mejor tiempo para un hijo que el que comparte jugando, riendo, conversando o trabajando junto a su padre. No habrá mejor amigo en ninguna esquina del mundo.

Pero al no encontrarlo en casa los hijos salen a buscarlo por fuera, es como la infidelidad que (sin buscar disculparla), muchas veces aparece como la respuesta a la insatisfacción o falta de cuidado que siente alguno de los cónyuges.

Tomemos un tiempo para escuchar a nuestros hijos, compartir con ellos, enseñarlos. He conocido muchos padres que simplemente "los dejan ser", no los corrigen, ni enseñan debidamente y cuando quieren recuperar el tiempo perdido ...muchas veces es demasiado tarde.

Papá, haz algo hoy por tus hijos, el mañana no nos pertenece.

Pr. Gabriel
9-8048764
http://verdaderoavivamiento.blogspot.com

¿Padres o Amigos?

Una situación que está afectando de modo negativo la manera de relacionarse de las familias post modernas es esta dualidad padres-amigos.

Lo primero que debemos decir es que tenemos un patrón a seguir en la Palabra de Dios.

Nuestro Dios se revela al mundo como creador y eso le da el carácter de Padre.

Asi que Dios es creador y Padre. pero también se revela como amigo. Entonces es correcto pensar que somos llamados como padres a tener amistad con nuestros hijos.

Sin embargo, debemos ser cuidadosos a la hora de establecer bajo qué condiciones se debe dar esta relación de amigos.

El padre por ser progenitor y coheredero en la gracia de la vida, gana el derecho de ser papá de manera natural. La verdad no requiere de mayores méritos. Si se espera que actúe como tal, siendo ejemplo, pero no necesita ganarse ese espacio sino más bien legitimarlo.

Pero el tema de la amistad es algo bien diferente que se desarrolla producto de una relación constante de confianza y cariño.

Nuestro Señor estableció la condición necesaria bajo la cual poodemos ser amigos de nustros hijos. Dios dijo "seréis mis amigos si hacéis lo que yo os mando"

Queridos padres cuidado con ofrecer amistad (y todos los benefiicos que de ello se desprenden) de forma gratuita.

La amistad que tiene valor es aquella que nuestros hijos ganan mediante la obediencia a nuestras normas.

Muchos hijos hoy día reclaman sus derechos sin hacerse cargo de sus deberes.

Les hacemos un gran favor a nuestros hijos cuando les enseñamos que todo tiene precio en la vida, incluyendo la salvación: "a Cristo le costó todo". Este principio debería regir nuestra amistad con los hijos y nuestras relaciones en general.

Lo que nada cuesta, nada vale.

Se amigo, pero no olvides que tus hijos siempre querrán ver un padre en tí.
No los decepciones.

"Quiero ministrar la iglesia"


Muchos hogares son victima del conflicto que se genera a partir del servicio "A Dios" en la congregación. Realmente ganar el mundo para Cristo es una meta codiciable, ¿quién no querría tener parte en esa tarea y recibir tal honra?
Pero hay llamados que a nuestros ojos no son tan atractivos.

Tal es el caso de la ministración en el hogar.

El primer lugar donde Dios desea que se manifieste nuestro ministerio es en casa, con nuestra esposa(o) e hijos. Si ellos no son capaces de reconocernos como verdaderos siervos de Jesucristo, ¿por qué Dios nos tendría que honrar delante de otros?

Entonces, el primer sitio que debe ser evangelizado y ganado para el reino es nuestra propia casa.

El Señor les encomendó a sus discípulos que fueran testigos suyos partiendo desde Jerusalén (que representa nuestro hogar) y luego se extendieran a Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra"

Muchos que tienen un genuino llamado de Dios al santo ministerio, están deseosos de ganar a todo el mundo para el Señor, pero han sido negligentes en ganar sus propios hogares, y esto porque a veces su testimonio de vida es tan débil que quienes les conocen de verdad, simplemente no acreditan tal ministerio.

Es bastante fácil ser el siervo de Dios el domingo un par de horas delante de la gente, pero lo que somos en casa día a día ES LO QUE CUENTA ANTE NUESTROS HIJOS Y ANTE DIOS.

El ministerio debe ser legitimado con un testimonio que parte en casa, con mi propia familia y luego, si demuestro ser capaz de gobernar bien mi casa, estaré en condiciones de gobernar la iglesia de Jesucristo.

Frente a la premisa: "quiero ministrar la iglesia", Dios dice, "parte en casa gobernando la iglesia que tienes más cerca que son tus hijos, tu esposa(o), porque "Al que es fiel en lo poco, Dios ha prometido ponerle sobre más".

Bendiciones,
Pastor Gabriel

La Importancia de la Familia


Luego de haber creado al hombre y a la mujer, lo siguiente que Dios instituyó fue el matrimonio el cual dió paso a la institución de la familia.

La familia es importante para Dios porque la iglesia, como organismo, es una gran familia compuesta por familias más pequeñas.

La iglesia como familia nunca será mejor de lo que cada familia es a nivel particular.

Al congregarnos llevamos con nosotros lo que somos: nuestros hábitos, costumbres, prácticas, "mañas", y todo lo que nos identifica como familia, tanto los aspectos positivos como negativos.

La misma descripción que se hace en las escrituras acerca de la Deidad, nos dan una referencia de la importacia que el concepto de familia tiene para Dios: "Dios el Padre, nos presenta al Hijo Jesucristo, y se revela a los creyentes por medio del Espíritu Santo, el cual viene a ser el corazón, esencia y vida misma de la familia.

La relación entre Cristo y Su Iglesia es una relación en los mismos términos que un matrimonio en el cual la Iglesia es la esposa y El Señor Jesús el Esposo.

Asimismo las diferencias (complicaciones) que hay en nuestro andar cristiano tienen su origen en lo que da lugar a las problemáticas matrimoniales: el esposo ve las cosas de una forma y la esposa de una manera diferente. Cristo nos dice en Su Palabra cómo ve las cosas, pero nosotros insistimos en que las cosas sean hechas nuestro modo.

También se nos enseña que Jesucristo es el primogénito entre muchos hermanos. Y podría seguir sumando fundamentos biblicos para demostrar que la familia es importante para Dios.

¿Lo es también para tí?

Dice la Palabra que "los maridos deben amar a sus esposas así como Cristo amo a la iglesia y se sacrificó (entregó) por ella"
¿Amas a tu esposa? ¿Amas la iglesia?

En un matrimonio es el egoismo lo que trae fracaso, división y ruptura. No permitamos que eso pase en la iglesia.

Recuerda "una iglesia nunca será mejor que lo que cada familia es en la intimidad del hogar".

La Manipulación

A veces los padres nos quejamos de actitudes que tienen nuestros hijos y no nos damos cuenta que en gran medida hemos sido nosotros mismos los que hemos contribuido a esas formas de comportamiento. Un gran mal que se hace a los hijos es enseñarles a ser manipuladores.

¿Cómo? Primeramente no poniéndonos de acuerdo. Los hijos aprenden rápido y una de las cosas que aprenden con rapidez es a manipular situaciones cuando se dan cuenta que sus padres no están de acuerdo en algunos temas, por ejemplo: permisos, horarios de llegada, modas, valores, y otros.

Los hijos se percatan que uno de los padres es más débil que el otro en alguna area y aprenden a acudir a él o ella según su conveniencia.

Esto es doblemente negativo, primero, porque les lleva a preferir a uno sobre el otro no sobre la base de los buenos méritos sino por una cuestión de debilidad de carácter, lo que finalmente lleva al hijo a despreciar a ese padre o madre.
Segundo porque les fomenta una actitud de manipulación que luego se expande a a
su manera de relacionarse con el resto de las personas. ¿Quién podría negar que es genial que las personas hagan lo que nosotros queremos que hagan?

Evitar esto es bien sencillo. Debemos partir en casa poniéndonos de acuerdo los padres. Cuando nuestros hijos vean que hablamos el mismo idioma, que respetamos las mismas reglas y que perseguimos los mismos objetivos , entenderán que lo que dice uno, es confirmado por el otro y así no habrá posibilidad de poder manipular.

Inténtalo, un día me lo agrdecerás.

Con cariño, Pastor Gabriel

Solamente un abrazo


¡¡Cuánto nos complicamos los adultos tratando de impresionar a nuestros hijos con regalos caros, salidas estrafalarias y otra serie de estrategias que usamos tratando de demostrarles nuestra genuina preocupación e interés por ellos!!

Sin embargo, la mayoría de las veces lo que ellos esperan (y necesitan)no se compra en un mall, ni en un parque de diversiones. Lo que más desean está a nuestro alcance más inmediato y lo mejor de todo... ¡¡es gratis!!

¿Cuánto cuesta dar un abrazo? ¿Qué tan difícil puede ser para nosotros abrazar a nuestros hijos? ¿Entiende usted el valor que para ellos tiene este simple acto de amor?

Un abrazo es algo de tremendo valor para ellos. Al abrazarlos les hacemos sentir rodeados por nuesto amor, protegidos, considerados, respaldados y cubiertos.

Muchas veces cuando están pasando por malos momentos, nosotros nos sentimos inclinados a sermonearles, o darles una cátdra sobre nuestra experiencia en la vida, cuando ellos tal vez sólo necesitan alguien que se compadezca de su situación, alguien que les demuestre empatía, comprensión y un abrazo dice mucho sin pronunciar una sola palabra.

Si desde niños les acostumbramos a esta forma de demostración de cariño, llegarán los días en que vuelvan a nosotros solamente para sentir el cáilido refugio que el abrazo del padre o la madre provoca en sus vidas.

Dios Padre dijo a Jesucristo el Hijo (siendo un adulto de 30 años): "tu eres mi hijo amado". Inmediatamente después de esto Jesús fue llevado al desieto para ser tentado por el diablo y venció. ¿Por qué? ¿Porque era Cristo? No, simplemente porque se sabía amado por el Padre.

Curiosamente todo el tema de la tentación consistió en tratar de hacer que Jesús actuara de modo independiente a la voluntad el Padre para demostrar que era el hijo.

Cuando un hijo se sabe amado no necesita andar por el mundo demostrando que lo aman, simplemente se sabe amado y eso es más que suficiente.

El poder de un abrazo, te inivito a probarlo, tus hijos lo necesitan y aunque no te lo digan, te lo agradecerán.

Ministerio de Ser Padres: "La Obediencia Selectiva"

Uno de los problemas que se nos presentan a los padres es el de la "obediencia selectiva", es decir, cuando nuestros hijos deciden obedecer a uno de los padres y al otro no. Esto sucede con bastante frecuencia y el ejemplo más claro es la frase "tu no eres mi mamá", (lamentablemente a la mamá tampoco le obedecen la mayoría de las veces).

Esta forma de rebeldía camuflada deja de manifiesto que la persona(hijo,a) no está bajo autoridad. Esta problemática se da a nivel familiar (falta de obediencia a los parientes), social (falta de sujeción a autoridades, maestros, etc) y también en el contexto de la iglesia (falta de sujeción a pastores y líderes de la congregación)

Gracias a Dios es perfectablemente corregible, de hecho, un buen ejemplo de cómo opera la obediencia selectiva es el caso de los perros policiales entrenados, los cuales acatan la orden dada por su "compañero-amo". No es sólo la ORDEN, o el TONO, sino particularmente la PERSONA a la que obedece,.

Los perros entrenados responden de manera inequívoca a LA VOZ de su compañero-amo. Esto nos da una pauta de lo que podemos hacer para mejorar la situación de obediencia selectiva en el caso de los padres cuyos hijos no obedecen.

Lo primero es buscar la forma de pasar tiempo con ellos. Jesús dijo "mis ovejas conocen mi VOZ y me siguen". No se trata de que "tengo que obedecer porque tu eres mi papá", sino más bien "te obedezco porque te respeto".

Es como nosotros y el Señor, nuestra obediencia a Él no viene sino hasta que le CONOCEMOS y al conocerle comenzamos a amarle, entendiendo quien Él es y hace por nosotros. Este conocimiento nos hace obedecerle de manera voluntaria. De modo que la obediencia es un resultado del RESPETO que sentimos por alguien.

Recordemos que como padres somos llamados a enseñar a nuestros a obedecer las autoridades en todo ámbito y la calidad comienza por casa.

Necesitamos reflexionar acerca de la importancia que tiene para nuestros hijos el llegar a ser los padres que Dios espera que seamos. Padres que cumplen cabalmente su rol sabiendo que un día darán cuenta delante de aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.

Continuará...

¿Y nosotros?



Creo que son muchos los hijos de ministros del evangelio que se hacen esta pregunta. Viendo que sus padres tienen tiempo, amor, paciencia y disposición para ministrar las necesidades de otros, pero no viendo la misma disposición hacia ellos.

He conocido decenas de hijos de pastores que están viviendo días tristes porque se sienten postergados por sus padres. Claro está que no es algo que los padres hagamos de manera conciente, pero el caso es que de todas formas el daño se hace.

Lo peor es que esto va creando profundas heridas en los corazones de los hijos quienes finalmente por un asunto de asociación determinan que Dios es el culpable de su sufrimiento, y terminan por ver a Dios como un enemigo más que a un amigo y salvador.

Creo necesario meditar en esta situación. Espero en Dios algún ministro sea guiado para leer este artículo y revisar su comunión con los hijos. Ciertamente muchos ministros hacen un excelent6e papel como padres. amigos y consejeros de sus hijos, pero se que hay un número no pequeño de otros que no lo están haciendo.
Posiblemente porque están tan ocupados con la obra de Dios, que no se handado cuenta. Por esta razón dejamos a veces de lado incluso al Señor de la obra.

Nuestros hijos son nuestra viña a cuidar, son la herencia de Jehová (no la nuestra) y nos hará bien (y a ellos) detenernos un minuto, abrazarlos, escucharlos y preguntarles como van las cosas POR DENTRO, en sus corazones.

Jesucristo fue tentado por el diablo y salió airoso de tal tentación por 2 razones fundamentales.

Primero, acababa de ser INVESTIDO con el poder del Espíritu Santo.
Segundo, el mismo Padre había testificado "tú eres mi hijo amado"

Dos ingredientes indispensables para tener victora en Cristo: el poder de Dios y el Amor de Dios. La tentación buscó fundamentalemnte llevar a Cristo a actuar para "demostrar" que era el Hijo de Dios.

Cuando nos sabemos (y sentimos) amados, no necesitamos demostrar nada a nadie. Ese amor y respalo nos dan la seguridad para enfrentar cualquier situación y derrotar al enemigo más grande.

David lo hizo. Conocía el poder de Dios y se sabía respaldado (amado) por Él. Esto le permiíó vencer al gigante Goliat.

Démosle a nuestros hijos estas dos armas de victoria. No nos cuestan nada y los beneficios son tremendos.

"Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan"

Al mirar esta foto con niños de nuestra iglesia. Al ver sus rostros sin maldad, ingenuos en muchos aspectos. Es verdad que no son perfectos, más de un mal rato nos hacen pasar, pero al mirarlos detenidamente, creo poder (en alguna medida) entender las palabras del Señor diciendo a los discipulos (y también a nosotros como padres) "dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan".

Me temo que nos es fácil caer en el error de criticar a los discípulos a quienes fueron originalmente dirigidas estas palabras, quienes pensaron que el maestro era "importunado" por los niños que se acercaban a Él. Sabemos por la respuesta del Señor que los discípulos estaban equivocados al pensar así, por cuanto Jesús deseaba que los niños vinieran a Él para poder tocarlos con sus santas manos y así bendecirlos. Pero nosotros hoy día tambíen caemos en el mismo error de impedir que nuestros niños vayan a Él.

Muchos padres para quienes la iglesia no representa una prioridad en sus vidas, al no llevarlos, instruirles ni hablarles de la palabra de Dios privan a sus hijos del Señor. Otros que sí entienden el valor de congregarse, a veces impiden a sus hijos acercarse al Señor cuando ellos mismos no asisten a causa de diversas situaciones: enojos entre esposos, enojos con personas de la iglesia, mala administración del tiempo (me quedé dormido), de los recursos (me quedé sin plata), falta de organización, etcétera.

Estos pequeñitos (tal y como los vemos en esta foto) no seguirán así por siempre. Con toda seguridad vendrán días en que crezcan y sus corazones ya no serán tan tiernos o dóciles para querer oír al Señor. El mundo, el diablo y sus maldades vendrán con furia tratando de arrebatar a estos peqeuños de nuestras manos y poco o nada podremos hacer nosotros para defenderlos. Pero si les hemos enseñado el temor de Dios, si les hemos entregado un testimonio sólido de vida cristiana y los hemos acercado para que estén cerca de Cristo, ¿Quién podrá arrebatarlos de SUS MANOS?
Al no llevarlos a Él es cuando nuestros dolores de cabeza (y corazón) comienzan y es también entonces cuando vienen nuestras lamentaciones y llantos al Señor, quien a esa altura del partido, no está en obligación alguna de tener que ayudarnos.

Querido papi (mami), no desaproveches la edad tierna de tus hijos. Deja que tus hijos se acerquen a Cristo, no existe lugar más seguro para ellos en esta tierra.
Invierte hoy en su vida espiritual, y cuando venga el día malo, tendrás paz en tu alma, porque el mismo que hoy los llama a Él, tiene a futuro "poder" para guardarlos de todo mal.
Con cariño, de un padre a otros padres,
Pastor Gabriel